Desde el año 2006, el GPAO, mediante Ordenanza, declaró al 22 de noviembre de cada año como Día del Civismo y la Unidad Orense y declaró héroes populares a los mártires de 1968 Alfonso María Patiño Infante, Pedro Riofrío, Carlos Ponguillo Álvarez y Germán Cueva, en cuya memoria se levanta un monumento en la plazoleta de los universitarios, construido por el Gobierno Provincial.
Jorge Prócel Ramírez
Iván Cruz, arquitecto de profesión, ha realizado varios trabajos de esta índole en la provincia. Junto a su esposa, Tania Ruiz (licenciada en Artes por la Universidad Central) y a sus hijos (Marcelo, Iván y Camilo), dio forma física al deseo del Consejo Provincial de rendir homenaje a los jóvenes de varios colegios, que salieron a las calles a dejar su sangre y sus vidas por exigir el derecho a la educación superior, a finales de la década del 60.

“Mi propuesta era de que el monumento surgiera de un espejo de agua. Sin embargo, luego de presentar una maqueta, quedamos en la idea que actualmente se ha trabajado”, enfatiza.
La escultura se realizó con fibra de vidrio, en un molde de barro para el cual se utilizó dos carradas de tierra roja. Sobre las figuras se colocó una pasta de jabón para sacar la matriz de yeso, que se cubrió con látex y paños de fibra de vidrio.
Se trata de un trabajo en el que es necesario unir técnica, artesanía y arte. “Lo primero es la elaboración de la maqueta, que es un monumento a escala hecha en barro. Aquí se soluciona sobre todo problemas de composición de las figuras, de ubicación, de proporciones, del movimiento y del número de figuras o personajes”, explica.
Una vez aprobada la maqueta, se procede a crear las figuras en su tamaño real. Aquí se une arte y técnica para crear la sensación de movimiento de las figuras. “Las dos carradas de tierra deben amasarse casi al mismo tiempo, para que tenga las mismas características de humedad, de homogeneidad para modelar cada figura”, dice.
Para los bosquejos de las figuras posaron sus hijos y para la chica del centro de la composición, cuatro amigas de ellos. Dice Tania que todas ellas creen ser la figura, pero que en realidad no se tomó referencia de rasgos sino más bien de gestos, de actitud. “Por eso digo que en realidad soy yo”, dice con una gran sonrisa.


Ese monumento tiene la energía de la juventud que con alegría se enfrenta a la muerte, porque el miedo a una vida sin futuro es peor.
Iván y Tania interpretaron esos instantes de la vida de la juventud orense, y los perpetuaron en la Plaza de la Universidad Técnica de Machala.
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